jueves, 28 de octubre de 2021

Nunca entendí la frase “elevar una oración por alguien”. Las puteadas contra alguien se elevan (al gritarlas), pero las oraciones se murmuran o rezongan entre dientes, tal cual lo que son: verdaderas injurias.

jueves, 29 de julio de 2021

 

Vanguardista: persona sin talento que busca desesperadamente trascender en el mundo del arte por medio de la negación del mismo. No altera ningún mundo pero acaba por figurar en un par de libros de Historia, aunque no en los índices.

viernes, 9 de julio de 2021

 

Emprendedor: ser desquiciado que persigue gente que no quiere ni atenderle el teléfono en pos de ofrecer un trabajo que tampoco sabe ejercer. // Individuo sin oficio que no suele creer en dios, pero sí en un lugar mágico donde hay mucho dinero esperándolo. Al igual que dios, ese dinero sólo se materializa después de la muerte del emprendedor.


martes, 25 de mayo de 2021

HEROE ILEGAL, HEROE CLANDESTINO




Un lugar común del periodismo cultural indica que si vamos a escribir sobre un libro que no es novedad hay que tener un justificativo, sea el aniversario de la primera edición, muerte del autor o autora, reedición del libro, etc. El motivo de esta nota va por el lado contrario, y es rescatar un libro valioso y emocionante que nunca se reedita: El Ejército de las Sombras, de Joseph Kessel. El porqué de su olvido (¿será olvido?) queda pendiente de respuesta.

“Cómo ocurrió, no lo sé. Creo que nadie lo sabrá nunca. Un campesino cortó un hilo telefónico de campaña. Una anciana le metió un bastón entre las piernas a un soldado alemán. Circularon folletos. Un matarife de La Villette metió en la cámara frigorífica a un capitán que requisaba la carne con demasiada arrogancia. Un burgués da una dirección falsa a los vencedores que preguntan el camino. Ferroviarios, curas, cazadores furtivos, banqueros, ayudan a pasar a los prisioneros evadidos, y por centenares. Granjeros ocultan a soldados ingleses, una prostituta se niega a acostarse con los conquistadores. Oficiales, soldados franceses, albañiles, pintores, esconden armas. Tú no sabes nada de todo eso. Estabas aquí. Más para quien ha sentido ese despertar, ese primer estremecimiento, es lo más emocionante del mundo.”

Eso le dice Philippe Gerbier, uno de los protagonistas del libro, a un joven compañero de prisión sobre el posible origen de la Resistencia francesa. El joven se enciende, vuelve a creer, quiere ser parte de ese grupo de soldados civiles y anónimos. La conquista de la libertad ahora lo es todo, no puede haber otro deseo en tierra francesa mientras se viva la opresión y el miedo. Gerbier conoce el efecto de sus palabras pero no miente: les advierte a los nuevos voluntarios que el tiempo estimado de acción es de tres meses. Dicho de otro modo, tres meses de vida antes que mueran en combate o los capturen y mueran bajo tortura.

Pensé mucho cómo empezar esta nota. Yo también le rindo devoción a la sacralidad heroica, bella y suicida de El Ejército de las Sombras, siento que hablar de más podría ser un error imperdonable. Su mismo autor sintió algo parecido cuando lo escribió en medio de la Segunda Guerra Mundial, según lo que los combatientes de la Resistencia le contaban de sus propias aventuras durante esporádicos encuentros en Londres. Kessel contó que el general De Gaulle en persona le pidió que escribiera un libro sobre la resistencia. Aunque Kessel quería pelear, no tenía entrenamiento y estaba algo viejo para la acción directa. En el prólogo se avergüenza de ser apenas un escritor que narra la acción sin ser parte de ella. A la vez, como escritor, sabe que la letra escrita, si transmite lo que debe trasmitir, sobrevive a la acción. Tanto es así que hoy, en mayo de 2021, en un mundo que está a años luz de las tragedias y los heroísmos del siglo XX (quizá únicamente de los heroísmos), El Ejército de las Sombras sigue impactando con la misma fuerza y pasión que cuando se escribió en 1943, justo en el momento en que la guerra estaba en su apocalíptico esplendor. Puede que impacte incluso más que entonces; para los habitantes del mundo actual es muy difícil imaginar tanta resolución y osadía por una causa. ¿Arriesgar la vida por la libertad? Posiblemente primero haya que saber qué tipo de libertad se busca antes de arriesgar algo.

El libro se lee con la rapidez de un boletín de guerra, es una rara mezcla de panfleto humanista y texto literario. Termina durante una de las misiones de los personajes. No hay final, no puede haberlo, su fecha de cierre es septiembre de 1943. Como sea, su propuesta es clara: los integrantes de la resistencia mueren por darle dignidad a su país, y eso debe saberse. El Ejército de las Sombras narra la valentía de un puñado de gente común devenida en extraordinaria, gente que ahuyenta a cada paso la vanidad y el orgullo del heroísmo público, y deja en claro que en la Resistencia los héroes son colectivos, nunca individuales. Habla de la tristeza, la muerte, la pérdida de compañeros y compañeras y de una terrible soledad que sólo puede ser tolerada en pos de un futuro de libertad. La única Francia imaginable es la Francia del futuro, sin nazis. Punto.

Y quiero detenerme acá. Seguir hablando sobre este libro es contraproducente. No busco hacer un análisis, quiero estimular a que se lea, a que los lectores y lectoras de esta nota lo consigan aunque sea en una idealizada edición clandestina. Ya no será una copia hecha en una imprenta escondida en un sótano o casa de alquiler, sino -con suerte- en un pdf, nuestra imprenta clandestina actual.

Lo mejor será transcribir algunas citas del libro, utilizar este espacio para que hable El Ejército de las Sombras. (Al menos hasta que algún editor o editora se anime a revivirlo, eso sería un merecido acto de justicia y no sólo con la literatura). Termino con algunas citas de Gerbier. O, más bien, empiezo:

“Para la gente de la Resistencia, el margen de vida se reduce continuamente. La Gestapo multiplica los arrestos, y los tribunales alemanes las condenas a muerte. (…) Antes era la prisión, el campo de concentración, el confinamiento. Hoy en día es casi siempre la muerte, la muerte, la muerte. Pero, por nuestra parte, matamos, matamos, matamos.”

“Francia es una prisión. Se sienten la amenaza, la miseria, la angustia, la desgracia, como una pesada bóveda que cada día se asienta más sobre las cabezas. Francia es una prisión, pero la ilegalidad es una evasión extraordinaria. ¿Los documentos? Se fabrican. ¿Los bonos de alimentación? Se roban en los ayuntamientos. ¿Automóviles, gasolina? Se les roba a los alemanes. ¿Gente que incomoda? Se suprime. Las leyes, las reglas, no existen más. El ilegal es una sombra que se desliza por entre sus mallas. Ya nada es difícil, puesto que hemos comenzado por lo más difícil, que es despreocuparnos de lo esencial: el instinto de conservación.”

“Creo que entre la gente de la Resistencia se produce una evolución en sentido inverso, según los temperamentos. Quienes eran suaves, tiernos, pacíficos, se endurecen. Quienes eran duros como yo lo era, como lo soy aún, se vuelven más permeables a los sentimientos. ¿La explicación? Quizá los que veían la vida color de rosa se defienden con una especie de escudo interior del contacto de las realidades a menudo horribles que descubre la Resistencia. Y quizá los que tenían, como yo, un concepto bastante pesimista del hombre, en la Resistencia se dan cuenta que el hombre vale más de lo que ellos pensaban.”

“El eterno problema de la vida secreta. No es posible reclutar, no se puede actuar sin confiar en alguien, y la confianza es imprudencia. El único remedio: dividir en secciones para limitar el daño. Los comunistas son los grandes maestros en lo referente a secciones, como lo son en todo lo que tiene que ver con la ciudad subterránea. Matilde regresa maravillada de la fuerza, la disciplina y el método que ha visto entre ellos. Pero no es posible igualarlos, a menos de llevar un cuarto de siglo de acción clandestina. Ellos son profesionales, nosotros pagamos el aprendizaje.”

“Comandante marqués de B. Condenado, por su patriotismo, a trabajos forzados a perpetuidad; fugado después de treinta meses de abominable arresto. Es un hombre de temperamento excepcional, de audacia extrema, y siempre lúcido. Mientras le encontramos un pasaje para Inglaterra, recorre el país en todos los sentidos para documentarse, como si se encontrara en una situación completamente normal y como si toda la policía del país no lo buscara. - Tengo la impresión de haber vivido ciego -dice-. En mi medio no teníamos oportunidad, ni tiempo, ni ganas, es preciso decirlo, de acercarnos a la gente del pueblo y conocerla. Desde mi fuga, no veo más que a ella. No olvidaré la lección.”

“El miedo a no poder sobrellevar los tormentos del interrogatorio, y de decir los nombres y lugares de reunión, es en muchos una obsesión casi enfermiza. Los nuestros temen menos al sufrimiento y los suplicios que a su propio potencial de debilidad. Nadie sabe lo que es capaz de sufrir. Y tiemblan ante la sola idea de tener que vivir -aunque sea por poco tiempo- con la pena de haber enviado camaradas a la muerte, arruinado una red, destruido un trabajo al que se tiene más apego que a la vida. En algunos el temor llega hasta la obsesión. No se duermen ni se despiertan sin ella. Cien veces al día tientan su porción de veneno. Y se matan antes de haber agotado todas las probabilidades. Pues esas probabilidades de vivir son, al mismo tiempo, oportunidades de hablar.”

“La mujer de Félix y la joven Magdalena han sido conducidas al cuarto 87. Fueron desvestidas completamente. Un hombre y una mujer de la Gestapo (se cree que un matrimonio) las interrogaron clavándoles alfileres candentes en el estómago y bajo las uñas. Ambas sufrieron también la fresa del dentista, que se hunde hasta la mandíbula. No revelaron nada. Entre suplicio y suplicio cantaron La Marsellesa. Esa escena, que parece sacada de un melodrama absurdo y de pésimo gusto, está consignada en un informe alemán. Las mujeres han asegurado que no hablarían.”

“¿Acaso el resultado que podemos obtener vale las matanzas? ¿Nuestro periódico vale acaso la muerte de sus redactores, de sus impresores, de sus distribuidores? ¿Acaso los pequeños sabotajes, los atentados al menudeo, nuestro humilde ejército secreto, que quizá nunca llegue a actuar, equilibra los espantosos estragos? Y nosotros, los jefes, ¿acaso hacemos bien enardeciendo, arrastrando y sacrificando a tanta gente honrada y valiente, a tantos ingenuos, impacientes, exaltados, en un combate sofocante, en una lucha de secretos, de hambre y de suplicio? En fin, ¿acaso la victoria nos necesita realmente? Como espíritu positivo, como matemático honesto, he debido reconocer que no lo sabía. Y aún que no lo creía. En cifras, en balance práctico, trabajamos con pérdida. Entonces, pensé, entonces honestamente debemos desistir. Pero en el mismo instante que tuve ese pensamiento sentí que eso era imposible. Imposible dejar a otros el cuidado y todo el peso de defendernos, de salvarnos. Imposible dejar en el alemán el recuerdo de un país sin emoción, sin dignidad, sin odio. (…) Supe que librábamos la más hermosa guerra del pueblo francés. Una guerra materialmente poco útil, puesto que aún sin nuestro aporte la victoria es segura. Una guerra a la que nadie nos obliga. Una guerra sin gloria. Una guerra de ejecuciones y de atentados. En una palabra, una guerra gratuita. Pero esta guerra es un acto de odio y un acto de amor. Un acto de vida.
- El hecho de que un pueblo sea tan generoso con su sangre -decía un día el patrón, con su risa silenciosa-, prueba, al menos, que tiene glóbulos rojos.”

sábado, 15 de mayo de 2021

martes, 23 de marzo de 2021

 Toda inteligencia es artificial.

lunes, 22 de febrero de 2021

 

“Yo no le deseo la muerte a nadie” me dice alguien por ahí. Le digo que yo le deseé la muerte a muchísima gente pero ninguna se murió y ya me harté de desear gratis. El tipo me mira con repulsión, como si su deseo no fuera el mismo que el mío pasado por corrección de estilo.

martes, 9 de febrero de 2021

 

Eutanasia: extrema debilidad en los dedos que te obliga a pedirle a una persona en la que no confiás que tire del gatillo por vos.

lunes, 21 de diciembre de 2020

 

No se confundan, la gente sin recursos sí conoce el valor de la plata, por eso cuando roba trata de robar un banco, no un puesto de flores. Y los ricos igual, cuando quieren robar -parafraseo a Brecht- fundan un banco, no lo asaltan.

martes, 15 de diciembre de 2020

 

Artista multidisciplinario/a: persona que carece de todo talento y es bendecida con la disciplina suficiente para disimular que no hay nada de arte en lo que hace, que es múltiple.

sábado, 31 de octubre de 2020

RESEÑA SOBRE THE LAST OF US 2


TEDIOSO APOCALIPSIS EMOCIONAL

 



(Nota publicada originalmente en Evaristo Cultural, Argentina)


The Last of Us 2 tocó muchas fibras sensibles y causó revuelo entre los gamers, tanto que se confundieron las críticas negativas con las positivas en una pelea que pareció de fanáticos de fútbol. Pasado cierto tiempo, creo que es necesario hacer una reseña que le haga justicia a un juego como este. En mi caso, hacerle justicia no es hablar bien, creo que es una decepción absoluta, pero vale la pena pensar porqué lo es.

Neil Druckmann dijo que el primer juego trataba sobre el amor, y el segundo sobre el odio. Aunque sea una generalización no tiene mucho sustento, porque el amor y el odio no ayudan a complejizar ningún personaje ni a crear situaciones dramáticas por sí mismas. Es la contradicción entre esas dos pasiones la que define una gran historia.

El primer juego nos mostraba que el amor no se recupera una vez que se pierde, se reconstruye, y para eso hay que recordar el pasado y todo lo malo que puede haber en él. Joel, el protagonista, había perdido a su hija, y para sobrevivir en el apocalipsis pandémico se convirtió en una persona poco menos que horrible; su amor por Ellie, la adolescente que debe cuidar y llevar hasta la base de los fireflies, especie de guerrilla que lucha contra el ejército que controla a la población, no se define porque los dos comparten un viaje hacia un posible mejor destino (Ellie es inmune y se ofrece a ser el conejillo de indias para la fabricación de una vacuna), sino porque se hacen responsables uno de la otra y viceversa. No buscaban una hija ni un padre y, sin embargo, acaban tomando esos roles. Pero, y esto es lo genial de esa historia, a un altísimo costo. Al final del largo viaje Joel va en contra del deseo de Ellie de ofrecerse a encontrar la ansiada vacuna (Ellie estaba inconciente cuando llegaron al hospital y nunca supo qué pasó). Pasó que al enterarse Joel de que Ellie no sobreviviría a la operación, no duda en rescatarla y mata doctores y fireflies a lo bestia, quizá eliminando la única oportunidad de salvar lo que queda de humanidad. En esa última y gran escena del juego, cuando Ellie interroga a Joel sobre si dijo la verdad respecto a que los fireflies abandonaron la idea de buscar una vacuna, él le miente y le jura que sí. Ellie apenas dice ok. Sospechamos que en el fondo no le cree, sólo lo acepta. Gran cierre, con total ambigüedad y genuino amor.

Y sí, hay amor en esos dos personajes, pero también dolor, desesperación, resignación. Las cosas no salieron como debían. A eso me refiero con que una gran historia no puede apoyarse en el amor y en el odio solamente, porque esas dos pasiones son demasiado absolutas, y ni siquiera sabemos si existen de la forma en que suelen contarnos.

En TLOU 2 no hay nada de lo que hizo grande al primer juego. No esperábamos que fuera tan bueno, tampoco que fuera tan plano, sin sutileza ni inspiración. Pasan cosas horribles y todos actúan de una manera brutal, directa, sin sorpresas, y cuando hay sorpresas son ridículas, como la del final, que Ellie deja vivir a Abby porque sí, después de abandonar a su pareja y a su hijo por una obsesión que se disuelve en la nada. Suele decirse que la venganza es un plato que se sirve frío; en TLOU 2 se sirve aburrido.

La brutalidad de un mundo degradado aunque rescatable a nivel individual y grupal de la primera parte se transforma en la brutalidad de un mundo cínico, territorial y sin valores individuales en la segunda. Con justa razón se critica al personaje de Abby, igual podemos criticar al de Ellie, que carece de pathos. No está bien delineado su estado emocional, luego de haber fracasado en la posibilidad de salvar a la humanidad; llora, lo lamenta, pero no lo enfrenta. Joel queda como un personaje bueno, soso, sin personalidad. Se entiende que la paz trae calma al espíritu, y en Jackson parece haber encontrado cierta paz, de ahí a ser un tipo sin gracia hay un largo trecho. En TLOU la historia la activan las mujeres, sólo que desde un lugar narrativamente burdo: todas están enojadas, resentidas, buscan la muerte de sus enemigos y no van más allá de eso. El conflicto interno de los personajes se redujo a cero, sus motivaciones son inverosímiles y caprichosas.

Cuando leí que la guionista principal de TLOU sería Halley Gross, colaboradora de la serie Westworld, temí lo peor. En Westworld los personajes femeninos están empoderados a la manera actual de Hollywood; actúan según un decálogo empresarial que dicta cómo debe ser una mujer empoderada y cómo debe ser un hombre moderno, o sea, deconstruido; los dos estereotipos abundan en la serie y en el juego, como Owen y Manny. La mujer en Westworld es reducida a ser una tirana vengativa e implacable, que de vez en cuando muestra amor o ternura por personajes cercanos y con eso ya nos debe convencer de que es humana y muy femenina. En TLOU 2 Abby es una de ellas y, por desgracia, Ellie también. Los hombres deconstruidos suelen ser comprensivos, tiernos, menos agresivos y respetuosos de la mujer, hijos/as, no hacen nada que no sea políticamente correcto, lo cual da para la sospecha. Manny, además, es un mexicano amable y comprensivo, otro punto demagógico. Al parecer ya pasó la época donde los retrataban como tipos brutales que se persignaban constantemente, tenían velas siempre encendidas en su casa y maltrataban a sus mujeres mientras cuidaban con esmero a los pura sangre del rancho. El problema con estos tópicos es que son un modelo político impuesto. Y, sin duda, la que sale peor parada es la mujer, porque al tener que ser la fuerte en oposición al hombre, que ya no puede ser ni tan malo ni tan dominador y termina siendo insulso (lo deconstruido no va más allá de anular la “hombría tóxica” frente a situaciones determinantes), cumple con todos los roles más despreciables de lo que se denomina patriarcado. Se llega a límites ridículos, en los cuales Abby debe ser una mujer musculosa y fuerte que se anda tocando los brazos como fisiculturista recién salida del gimnasio.

Al margen de esto (que no es poco), lo que falla de entrada es la premisa, que todo el motivo del juego sea una venganza cae en saco roto porque la venganza nunca evoluciona, nadie cambia por tanta muerte y cuentas pagas o impagas. Podría haber sido un punto de inicio, una excusa para luego desarrollar los personajes a través de una historia más creativa, pero no, los dejan en el mismo lugar y revuelven la misma sopa una y otra vez.

En el primer juego el arco narrativo estaba brillantemente manejado. La historia no residía en su originalidad, todo lo contrario, era una historia ya muy vista, su originalidad estaba en el manejo del conflicto de los personajes. En profundidad dramática, TLOU supera a cualquier película o serie contemporánea. Mucha gente no lo sabe simplemente porque no juega videojuegos.

En la parte 2 están más interesados en dar golpes de efecto y plagar la acción de violencia gratuita para disimular que no tenían realmente idea de hacia dónde ir. Incluso los territorios y sus personajes no tienen interés, ninguna propuesta propia. En el primero había un concepto para cada grupo y una idea de supervivencia. Bill, el solitario que tenía su propio pueblo y creía que si no tenía socios ni amigos viviría más. La soledad como seguridad personal. Los hunters eran depredadores o parásitos, depende cómo se los viera, que robaban y saqueaban a los viajeros en plan de pura subsistencia. Los caníbales, liderados por David, vivían en la bestialidad total pero bien organizados. Los militares de las ciudades (nunca se menciona un gobierno civil), controlan a la lumpen población como nazis a prisioneros de un gueto. No parece haber educación salvo la escuela militar; en síntesis, todo se reduce a la gobernabilidad más elemental, sin idea de futuro ni de progreso. El mundo de TLOU es sectario, no hay clases sociales definidas ni religión aparente. Los fireflies son la guerrilla contestaria que busca un cambio a todo eso, aunque con planes no muy claros. La excepción son Tommy, María y su gente; ellos vendrían a ser la contracara de todo lo anterior, es la parte de la sociedad que quiere reinventarse de forma comunitaria, solidaria, con una idea de prosperidad.

En TLOU 2 se olvidaron de estos acertados conceptos. Únicamente hay militares que desplazaron a FEDRA, y los Seraphites, religiosos fanáticos que no difieren en nada de la milicia salvo en sus creencias y en algún ritual “salvaje” de iniciación. La vida comunitaria de los dos grupos es de índole fascista, sólo útil a una básica cadena de producción. Y, en lo que hace al juego, aburrida al infinito.

No voy a hablar del gameplay y los logros técnicos, que son evidentes, mi interés es analizar la historia, pero está claro que un buen gameplay no ayuda si la historia no funciona. En la primera parte, a medida que avanzábamos entre los diversos territorios y sus grupos, Joel y Ellie crecían y enfrentaban sus miedos, sus ansias y, ahora sí, su amor. La parte del invierno, donde Ellie debe hacerse cargo de un Joel casi herido de muerte, genera una angustia en el jugador/espectador que lo hace involucrarse al punto de sentir lo mismo que sienten ellos dos. Incluso en las barbaridades que hace Joel para salvar a Ellie hay comprensión y empatía de nuestra parte. Todos tienen razón desde su punto de vista; la discusión entre Joel y Marlene al final del juego lo ilustra a la perfección. Los dos dicen verdades, cien por ciento, y eso genera una gran contradicción. Sin embargo, estamos con Joel.

En TLOU 2 las travesías se vuelven tediosas porque entre los personajes no hay crecimiento, ni siquiera entendimiento. Ellie, esté con Dina o Jesse, no cambia jamás. Abby, ni hablar, está más preocupada por sus músculos que por otra cosa. Su amor por Owen queda en una discusión de telenovela, la salvación forzada del joven Lev no es creíble ni tiene el peso dramático para que la acompañemos durante horas y horas en su rescate. En esta entrega faltó Bruce Straley, co-director de TLOU, y eso puede haber influido en las dilaciones en la acción y narrativa, pero no podemos saberlo con exactitud.

Por otro lado, tenemos un acercamiento a lo que el primer juego astutamente evitaba: la religión. ¿Y qué nos agrega? Los Seraphites son un grupo que parece salido de la torpe pluma de los guionistas de The Walking Dead, no del equipo experimentado de Naughty Dog. Lo peor es que se arrepienten a mitad camino y no se animan a criticar a la USA actual, repleta de sectas cristianas que se ubican más cerca del nazismo que de Dios. De hecho, los Seraphites adoran a una mujer desconocida, hecha santa por ellos mismos, jamás mencionan a Dios, a María ni a Cristo. Da la sensación que Naughty Dog no quiso herir susceptibilidades (en Bioshock, en el primero y en el Infinite, Ken Levine sí lo hizo y muchos trogloditas lo criticaron por meterse con la religión). También tenemos nuestro pequeño momento de adoctrinamiento/propaganda cuando Dina, al entrar a una sinagoga, le explica a Ellie animadamente sobre la religión judía cosa que, en comparación con la desquiciada religión que hay afuera, (la de los Seraphites), nos fuerza a sentir simpatía. Este tipo de recursos infantiles y gratuitos abundan en TLOU 2, a todo nivel.

Sin duda estoy haciendo una crítica lapidaria, pero la decepción es justa, el primer juego era genial y marcó una era, no estamos hablando de Call of Duty o Battlefield donde nadie espera ni siquiera un diálogo ingenioso dentro de una acción repetida al infinito, acá la expectativa era real y en Naughty Dog estaban plenamente concientes de eso. Su desafío era hacer una buena secuela y, huelga aclarar, no tenían ninguna obligación de hacerla. Para muchos/as TLOU será siempre primer juego. Leí muchas reseñas a nivel personal donde se imaginaban distintas historias y continuaciones para Joel y Ellie. Eso no quiere decir que haya que pedir a Change.org que junte firmas para rehacerla ni ninguna ridiculez por el estilo, sí quiere decir que la segunda parte no está a la altura, y que no reconocemos a ninguno de los personajes de la primera en ella.

Parecería que Naughty Dog está cayendo en cierta autocomplacencia o falta de ideas, se están volviendo muy solemnes y ambiciosos, muy concientes de sí mismos, a riesgo de perder la frescura y la espontaneidad (el Uncharted 4 también sufrió algo de esta grandilocuencia). Creo que somos varios/as los que extrañamos la dorada época en que los Uncharted salían cada dos años y entre medio salía un TLOU. Ojalá puedan volver a eso, no olvidamos los grandes momentos que pasamos con Nathan Drake en Shambala, y con Joel y Ellie en las tierras inhóspitas de un mundo sin, aparente y sólo aparente, salvación.



miércoles, 28 de octubre de 2020

 

SIGLO XXI: alucinación colectiva de millones de imbéciles que no se conocen entre sí pero que se necesitan para perpetrar una inexistente subjetividad basada en la falsa creencia de que son personas aunque carezcan de experiencias e incertidumbres que, mal que mal, es lo que define a una persona // Veinte años de ver muertos/as en vida que danzan sin música ni gracia al compás de la destrucción planetaria // Agonía que recién empieza.

lunes, 8 de junio de 2020


“El cine está más muerto que el rock and roll”.

(Le puse comillas a la frase para darle más seriedad, aunque el cine actual no la merece. El rock and roll no sé, hace rato que no me lo cruzo).

jueves, 23 de abril de 2020

DIA INTERNACIONAL DEL LIBRO

En plan de darle la vuelta al solemne Día del Libro hago una inmediata y no meditada lista de libros que no leí nunca sólo porque sospeché -con subjetiva y antojadiza certeza- que no me iban a gustar. ¿Los motivos? Porque fueron recomendaciones de gente que no respetaba, porque lo que escuché sobre el libro o sobre el autor/a me fastidió -entrevistas, comentarios, reseñas- y, en fin, todas esas cosas prejuiciosas y antisociales que sin embargo pueden ser acertadas y precisas.

Pongo algunos títulos y autores, no tengo preferidos ya que son muchísimos los que no leí, van los que se me ocurren ahora:

- Rayuela (J. Cortázar). Por lo que me contaron, había que leerlo como si fuera un libro de Elige tu Propia Aventura. Lo descarté enseguida.

- American Psycho (B. Easton Ellis) Un amigo me contó cómo enumeraba marcas, tarjetas de presentación, y hablaba de artistas pop como Whitney Houston y con eso me bastó para no leerlo.

- Cualquier libro de César Aira que no haya abandonado a las cinco páginas (digo, porque esos son los que leí)

- Los principales títulos del boom-bluff latinoamericano, integrado por los suertudos sobrevalorados de Vargas Llosa, Fuentes, García Márquez y todos esos (y casi ningunas esas, eran puro macho).

- Finnegans Wake (J. Joyce) Todo mundo dice que es intraducible, complicadísimo de leer y les agradezco la aclaración para ni merodearlo.

- El Hombre sin atributos (R. Musil) Para no tener atributos, tiene demasiadas páginas.

- Hermann Hesse (todos sus libros) Mi adolescencia fue amarga pero lúcida y no necesitaba sentirme especial leyendo mamotretos condescendientes.

- La Guerra y la Paz (L. Tolstoi) Ese título tan soberbio -que pretende abarcarlo todo- y su excesivo tamaño me hicieron temer que podía quedar enfrascado en una interpretación excesiva de todo, de todos, de todas, de todes y nomás me cansé de mirar la tapa.

- Octavio Paz (casi todo lo que escribió). Nunca me llamó la atención ningún comentario suyo, ninguna opinión suya sobre la literatura y tampoco le noté agudeza ni personalidad. Su posición frente a la literatura, tan profesional, interesada y protocolar me repugna (dejo de lado lo político, ese es otro tema).

- La posición número 10 queda vacía porque debe ser alguien que tenía tan pocas ganas de leer que me olvidé hasta de su nombre y obra.

jueves, 27 de febrero de 2020

HARTO DE ESTAR HARTO DE TODO


Desde que concreté muchos de mis, digamos, sueños, la vida me la ha cobrado. O más bien, he pagado con creces. ¿A quién? ¿El qué? No sé, pero ha sido todo para nadie, todo por nada, sin ningún motivo. El castigo por el castigo mismo. Este mundo te aplasta con entusiasmo una vez que detecta que no necesitás la mierda que genera, las mentiras que vende, los falsos objetivos con que quiere hacerte bailar hasta que caigas muerto sin siquiera haber escuchado algún tipo de música. Quizá eso sea lo malo de madurar, que todo te parece cada vez más chiquito, más mezquino y, lo peor, de verdad lo peor, más asquerosamente repetitivo.

El otro día escuché a un tipo (mil veces los hemos escuchado) que hablaba del fin del mundo. ¡Cuánto candor! ¡Eso sí que es tener fe! El mundo no se termina nunca, ni cuando termine se va a haber acabado. No se lo dije para no arruinarle su nihilismo de peluche con moño azul pero debería haberlo hecho, y así devolverle uno de los tantos favores que me hacen a mí, cada día.


jueves, 13 de febrero de 2020


“Quedar bien con dios y con el diablo”: quedar bien sólo con el diablo porque si no, no andaríamos aclarando lo que nadie nos pidió aclarar.

miércoles, 5 de febrero de 2020


Multitasking: herramienta etérea mediante la cual ignorantes y necios/as son capaces de hacer varias cosas a la vez y todas mal. Debido al fundamentalismo religioso imperante en la actualidad (capitalismo), la multitasking está bien vista entre sus fieles, que creen en un inexistente paraíso de bienestar económico mientras concretan el verdadero infierno de estupidez y desocupación en la tierra.

sábado, 11 de enero de 2020


¿Por qué a las personas frustradas siempre nos dicen que tenemos poca tolerancia a la frustración?

viernes, 8 de noviembre de 2019

LO QUE DICTA EL CUORE...


Estoy harto de que me vengan con que haga lo que mi corazón dicta. Mi corazón dicta que no trabaje, que no soporte imbéciles, que sólo quiera a quien quiero querer (lo que deja afuera a casi todo mundo) y hasta ahora nada me salió bien. El único satisfecho es mi corazón.

viernes, 13 de septiembre de 2019

JOSE LUIS BOBADILLA

Sobremesa con el Boba en una visita que nos hizo en Buenos Aires. 2014.



Siempre me cuesta escribir sobre alguien cercano que muere. Incuso me cuesta decir que alguien “murió”, digo muere porque prefiero dejar a los que se fueron en eterno presente, para mí están vivos. No acepto a la muerte; sé que es natural, es parte de la vida y no la cuestiono, sólo que con ciertas personas la interpreto como una interrupción, molesta y trágica. También sé que muchas veces es uno el que atrae a la muerte, la llamamos sin que haya merodeado ni una vez nuestra puerta y eso no es responsabilidad de nadie más que nuestra. Pero eso no cambia nada, en el fondo. También sé que las palabras nunca sobran del todo para hablar de los buenos amigos que se fueron, y José Luis Bobadilla es uno de ellos.

Hablaré de lo que más recuerdo, o lo que más valoro de él (otros/as dirán otras cosas). Sentía a la narrativa y a la poesía como algo orgánico, en movimiento. No lo decía y no hacía falta, se percibía en su manera de referirse a la literatura, su gran pasión. Fue un gran lector, minucioso y a la vez expansivo. Cuando hablábamos de literatura la charla nunca desembocaba en análisis sesudos o impostados. Eso, que suena a cosa fácil, no lo es en absoluto y es muy difícil de encontrar entre escritores/as. No había profesionalismo en las discusiones y peleábamos a veces como verdaderos futboleros en defensa de tal o cual autor/a sin invalidar el gusto del otro. La idea era agregar algo sobre la gente que admirábamos, supongo.

A raíz de esta pasión es que abrió las puertas de su casa a escritores/as y editores/as, músicos/as, artistas plásticos; a tal punto que sus asados se volvieron famosos por la variedad y colorida fauna de locales y visitantes del arte. Gracias a que la música, las risas y el alcohol iban y venían nunca se volvió tedioso el ambiente. Fueron muchísimas las tardes, las noches, que caían sobre las mesas y las sobremesas sin hacer mella en las charlas y en las ganas de pasarla bien.

José Luis mantuvo -con total conciencia y dedicación- su casa abierta de manera constante. Recibía, alojaba y promovía a narradores y poetas. Uno podía conocer a un editor chileno, a una autora boliviana, a un poeta peruano y reencontrarse con amigos y amigas en un mismo asado y en un mismo día, lo que era como un pequeño milagro. Le gustaba la polémica y a propósito lanzaba la primera piedra discutiendo sobre tal o cual autor/a. Nunca se enojaba aunque le criticaran a sus favoritos. Otros, más infantiles, (como yo) nos calentábamos un rato para aflojar después y abandonar el enojo con una risa conciliadora. Más allá de su gusto por ser anfitrión creo que retomó esa práctica hoy casi perdida de reunir artistas (suena pomposa esa frase, la digo igual), presentarlos, darles un espacio propio. No encontré eso en Argentina y no volví a encontrarlo en México. Reconozco que soy un poco ermitaño, un poco tímido, pero justamente José Luis se cuidaba de invitar a ermitaños/as también, y eso nunca se lo voy a dejar de agradecer.

Por eso decía antes que su pasión por la literatura era genuina: no se limitaba únicamente a los textos sino a la gente, a los trabajadores de la palabra, de la edición, de la traducción, buscaba su presencia y la requería. O sea, buscaba lo vital en la literatura, su parte activa y latente.
Quizá señalar esta cualidad suya sea una de las mejores cosas que se puedan decir de un escritor, que además era un amigo verdadero y generoso.

Se te va a extrañar mucho y estoy seguro que vos lo sabías perfectamente, carajo.

Hasta siempre, José Luis.

lunes, 26 de agosto de 2019

TEORÍAS CONSPIRATIVAS...


Las teorías conspirativas son la forma que tienen los imbéciles de no tener que probar su ignorancia con hechos.

viernes, 23 de agosto de 2019

SÉ TU MISMO...


Al consejo: “Sé tú mismo” habría que agregarle: “si el mundo te deja”. Pero si le agregamos eso el sentido autoayudesco de la frase se evapora y no queda nadie vivo, salvo el mundo.

sábado, 22 de junio de 2019

AMOR AL ARTE


Mi literatura no la hago por amor al arte, la hago por necesidad y por amor a la literatura. Por amor al arte odio y desprecio a los imbéciles, a los estafadores, a los hipócritas, a los interesados, a los calumniadores. Y como todos tenemos algo de eso, me odio y desprecio a mí mismo. Pero sólo por amor al arte.

viernes, 31 de mayo de 2019

LA CUMPARSITA DEL QUINTETO REAL NO ES CUALQUIER CUMPARSITA...


Una vez charlaba con un heladero de profesión (hijo de los fundadores de la famosa heladería Scannapieco), sobre el origen de algunos sabores y de las heladerías de Buenos Aires, y el tipo, muy tranquilo y nada soberbio, me dijo si uno entra a una heladería que no conoce debe pedir vainilla, el sabor más clásico de todos. “Si hacen bien la vainilla tienen que hacer bien todos los otros sabores”.

No olvidé su comentario zen, y puedo asociarlo con otras artes -al margen del helado-, como la música. Todos conocemos el tango La Cumparsita, despreciado por muchos/as. Escuché a los integrantes de la orquesta Fernández Fierro decir que tocaban cualquier tango menos ese. Borges lo execraba.


Pero hay una versión de La Cumparsita del Quinteto Real, comandado por el genial Horacio Salgán, que es un verdadero desafío para todos los que la detestan. La da vuelta como un guante y con sus geniales músicos consigue una maravilla. (Escuchen esos solos de guitarra y de violín, por dió).
Se podría decir del Quinteto Real, y con razón, que si tocan bien La Cumparsita es porque tocan bien todos los otros tangos, como habría sentenciado aquel heladero.